2/18/2008

Regreso a Shanghai. 回来上海。

Después de una gratificante y revitalizadora visita a México, regresé a Shanghai, mi nuevo hogar. El viaje es un tanto agotador, entre vuelos y esperas son más de 24 horas, pero bien vale la pena hacer esa jornada para ver a la familia, a los amigos, comer mexicano “de verdad” y darse un chapuzón en nuestras playas. También está la cuestión del cambio de horario, producido por las 14 horas de diferencia; pero eso, junto con el jetlag, son asuntos en los que no puedes ni pensar; al día siguiente hay que continuar con el trabajo y las demás actividades cotidianas. Esta es la vista de mi oficina, lo que en un futuro será el Edificio Xintiandi Hantang.



A raíz del robo de mi bicicleta, por segunda vez, y de las invernales condiciones meteorológicas, estoy empleando al metro como mi principal medio de transporte. Cabe resaltar el rampante crecimiento de Shanghai, ya que me ausenté sólo un par de semanas y a mi vuelta descubro que hay tres líneas nuevas, la 6, la 8 y la 9. Con esa expansión supera a Hong Kong como la red de metro más extensa de China y se coloca como el noveno sistema de transporte masivo más grande del mundo. Pero eso no es todo, para el año de la EXPO 2010 planea tener más de 500 kilómetros y entonces ser la red más extensa del mundo.

Tengo que reconocer que en el fondo extraño la bicicleta… tan pronto pase el Festival de la Primavera, que es cuando los ladrones están más activos, volveré a comprar otra. Si bien pueblo lidiar con las aglomeraciones humanas, la verdad prefiero la libertad de ir pedaleando. Para ir de la casa al trabajo son solo dos estaciones en la misma línea, entonces 没问题 (méi wèn tí), es decir “no hay problema”. Lo que sí puede llegar a ser agobiante es el cambio de línea en Remin Guanchang, cosa que hago diario desde que me inscribí en un gimnasio.



Barbarie puede que sea el término más preciso para describir el instante en que se abren las puertas del tren. Como soy corpulento, para mi eso del torrente humano no es gran dificultad; lástima que no sea igual para los niños, ancianos y demás, que simplemente son llevados y no pueden hacer nada al respecto. Después, el tramo para acceder a donde se toma la otra línea puede convertirse en una carrera a campo traviesa.



Aunque eso sí, para mi gusto el metro más congestionado del mundo sigue siendo el del DF. Shanghai y Ciudad de México tienen redes más o menos equiparables en extensión, es decir 228 y 201 kilómetros, respectivamente. No obstante, la Gran Capital y Ciudad de los Palacios tiene 1,417 millones de usuarios anuales, mientras que aquí son “nada más” 649 millones. Haciendo cuentas, Shanghai tiene más o menos de la mitad de densidad de usuarios por kilómetro de línea.

La siguiente foto fue tomada el pasado 14 de febrero. Reconozco que no deja de llamarme la atención la capacidad de los shanghaineses para adoptar costumbres occidentales, por más absurdas que éstas sean. Ahora hasta el día de San valentín empieza a ser celebrado. Pensándolo bien, tampoco debe sorprender mucho, a varios asiáticos les agrada la onda cursi romántica, en especial a las parejas jovenes que han vivido siempre en la era del consumismo masivo. En la segunda foto nótese el "chinese flair" al vender rosas rojas con brillantina dorada.





En fin, este post más que “Regreso a Shanghai” debería llamarse “Guillermo y el Metro”; lo que sucede es que eso ha sido quizás lo más novedoso en mi cotidianeidad tras mi retorno a tierras chinas. Otra novedad importante es que ya compre el Risk y ya estoy en proceso de reclutar gente para unirnos en aras de pasar un buen rato y de paso conquistar al mundo. Interesados favor de ponerse en contacto con el webmaster de este blog.

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